Hoy ha sido un día difícil. La mochila ha incrementado su peso con la compra de esta mañana (tres días de autosuficiencia por si acaso) y desde muy pronto las piernas han empezado a doler y las fuerzas a escasear. El fantasma de la pájara me ha estado sobrevolando todo el día y lo único que me la salvado ha sido ella, la Diosa, mi Diosa.

Vale, que sí, que soy atea convencida, pero… Pero cuando me enfrento a una etapa de 20 kilómetros; muchos, muchos metros de desnivel; y las fuerzas fallan casi desde el principio; solo me queda recurrir a ella, a Diosa. Subo y la imagino sonriente, amable, amorosa, insuflándome fuerzas y arrastrando de mí a través de una cuerda invisible pero eficaz. Dándome ánimos. Quitándome miedos. Mi Diosa.

Ha estado conmigo subiendo al refugio de Espuguettes, con su magnífica ubicación mirando, desde el noreste, al circo de Gavarnie. Ha estado conmigo en el ascenso a la Forqueta de Allans, que a pesar de ser una subida amable, hoy se ha hecho muy dura. Y ha estado conmigo al final de la etapa, en el breve ascenso junto al Lac des Gloriettes, en los kilómetros costeando a partir de él, y en la abrupta bajada hasta Hèas, el punto de llegada, un minúsculo municipio a los pies del Circo de Troumouse, formado por apenas una iglesia y un Auberge-Camping, La Munia, donde, ¡gracias Diosa!, hoy sí había una habitación libre.

Muy, muy cansada. Muy, muy, indecisa. Sin cobertura y sin wifi, lo último que sé es que mañana daban lluvia (poca, pero lluvia). Y mañana son no 20, sino 25 kilómetros, y más desnivel que hoy. No me veo capaz pero tampoco me veo quedándome aquí otro día. ¿Plan B? Si el cuerpo no responde puedo acampar antes de llegar, en el Circo de Barroude o en el valle de Barrosa. Y si llueve, me mojo. Total, solo es agua.

Por cierto, hoy también ha sido el día de la marmota 😊
Vamos campeona !!! Animo , mas besos Edelweiss Candanchu 🙂
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Ánimo, Elisa. Ante la adversidad te creces
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Tú, que me ves con buenos ojos!
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