Día 10. Hoya del portillo de Larra-Guarinza: Acherito y los belgas.

Lirios camino del Petrechema

Lirios camino del Petrechema

Son las 7.00h de la tarde y de nuevo metida en la tienda mientras fuera llueve y truena. Pero hoy es diferente. Estoy en un prado junto al río Aragón Subordán (afluente del Aragón), al final del valle de Hecho, al norte de la Selva de Oza. Es un lugar no habitado pero sí transitado y además no tengo el agotamiento físico de ayer. Solo es una tormenta. Y se me había olvidado lo agradable que puede ser la lluvia golpeando por encima de nuestras cabezas. Me recuerda a esa otra tormenta pasada, también en tienda, junto a Nuria en Benasque, y a todo lo que nos reímos ese día. Al final, Alfonso y Miguel Ángel (gracias por vuestros consejos), la elección de una tienda donde pudiera estar sentada ha sido un acierto.

Candanchú todavía está a un día de camino, uno más de lo previsto. Pero era lógico. Y me he empeñado en acortar distancias y ha sido una tontería que he pagado con la jornada de pesadilla de ayer. Y eso que al final la noche fue tranquila y el día ha ido, poco a poco, arreglándose. Desde que inicié la marcha, con la casi incapacidad de tragar la pasta en que se convertían en mi boca las barrritas que me he obligado a comer, hasta llegar aquí con las fuerzas renovadas gracias, en gran parte, al litro de agua con limón que me han ofrecido una pareja de belgas amabilísimos, únicos «habitantes» del precioso paraje de Acherito.

Antes de Acherito, ya camino del collado del Petrechema (o Ansabere, seguimos con la duplicidad de nombres) y sus espectaculares agujas dos «encuentros» especiales. El más importante y deseado, un escuálido arroyo que me permite (eso sí, con mucha paciencia), reponer agua y con ella ánimos para seguir. Y un poco antes, y saliendo por fin del paraje desolador de ayer, lo más curioso: los restos del paso de Françesc (el carismático guía-líder-gurú de Atlas Natura) y los atlasnaturianos en forma de trozos de banderitas de esas naranjas tan características usadas por él para que nadie se pierda. Me pregunto cuántos años llevarán allí porque, que yo sepa, hace tiempo que no organizan este bloque. Me traigo uno como souvenir.

Agujas de Ansabere

Agujas de Ansabere

Los tracks, o mejor, mi manía de ser demasiado obediente para con ellos, todavía me meten en algún problemilla que pone a prueba mi capacidad escaladora con mochila incluída (¡impresionante la inercia que tiene y sus efectos sobre el equilibrio!). Por lo demás, hoy he empezado a reconocer el Pirineo, mi Pirineo, y he podido bañarme en el primero de los lagos que la ruta ofrece: el ibón de Acherito. Un verdadero placer.

Ibón de Acherito

Ibón de Acherito

Y de propina, una visita en furgoneta por el valle de Hecho a cargo de mis ángeles de la guardia de hoy, mis amigos los belgas que, ya al final del camino, y viendo que el tiempo pintaba mal, se han ofrecido a llevarme a un camping cercano. Camping que al final ha resultado existir solo en sus mentes, lo que les ha obligado a traerme de nuevo de vuelta. En el camino, una nueva historia contada en español precario y puntuada por frases en inglés, la de su viaje de tres semanas a España (después de muchos otros anteriores) en el que pasarán por Gredos, Montfragüe, Sevilla y la costa de Huelva.

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