La flor del viento crece en Sorteny e inunda toda la subida al Coll de Meners, a los pies del Pic de la Serrera, uno de los más altos de Andorra. Con sus ”pelos” al viento (también se llama velluda blanca), me parece una flor preciosa y muy fotogénica.

¿Me estoy reconciliando con Andorra? A medias. Es cierto que estoy poniendo imágenes a lo que en su momento no pude ver y que me estoy empapando de verde y ya no de lluvia. Pero hoy mi mente ha decidido que era un buen día para fastidiar y se ha puesto a ello. Ha empezado cuestionando si no estoy planteando etapas por encima de mis posibilidades. Se ha puesto a medirme y compararme con todo aquel que me encuentro en mi camino. A ponerme a competir conmigo misma, o mejor, con el recuerdo que tengo de mí misma. A llevarme a envidiar a quien me dice que viene de Hendaya y a sentir nostalgia por el sentimiento que yo misma tenía cuando llegué aquí desde allí. A recordarme que quizá ya no tiene sentido intentar terminar esta segunda vez cuando no la he hecho “como es debido”, es decir, de un tirón. A hacerme ver lo mucho que me paro en las subidas a los puertos y a decirme que esto ya no es lo mío. A criticarme por no haberme bajado antes el mapa de Andorra actualizado, lo que me hubiera evitado hoy andar buscando caminos existentes solo en mi viejo mapa. Y a recriminarme porque, con el mapa actual, hubiera llegado a mi objetivo más exigente para hoy, el refugio de Juclar, ese para el que ayer, también mi mente, no me veía capacitada. En vez de eso, he vuelto a acabar, como la otra vez, en Soldeu. El día de la marmota. ¡Menos mal que ya sé que solo son voces y que esas voces no son la realidad!



La realidad es que ando bastante bien aunque sí, me estén costando las subidas (¿y cómo no, con diez kilos de más a la espalda?), pero bajo sin problemas, sin dolores, sin… La realidad es que sigo deslumbrándome por los paisajes y sigo disfrutando de la soledad. La realidad es que no se puede vivir en el recuerdo (y mucho menos querer sentir las mismas cosas que se sintieron) y que quizá ese recuerdo ahora mismo me está pesando más de la cuenta y me está impidiendo abrirme a la experiencia sin más condicionantes que los externos. La realidad es que hoy me he vuelto a bañar en un lago y que el spa del hotel de Soldeu tampoco está nada mal.





Y la realidad es que alguien me ha dejado un caramelo justo en el Coll des Meners y que adoro la belleza y la delicadeza de esa flor del viento que hoy me ha acompañado en el camino.

Mucho ánimo Eli! Que envidia me das!
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Dijo el que corre maratones! 😄
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Ay, Elisa!!! Que estoy perdida! Pero ya sabes que soy tu gran fan y que tu lectura siempre me transporta a los parajes por donde paseas…y me das mucha envidia!
Sigue deleitandonos con tus relatos que para los que estamos en el abrasador Sur es un soplo de aire fresco (aunque supongo que tú estarás pasando este año más calor que otros).
Mucha fuerza y ánimo y que sigas disfrutando tanto (y nosotros contigo) de lo que más te gusta.
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Mil gracias Cristina. Perdida preparando viaje, como debe ser. Yo también espero con ganas tu relato! Un beso!
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