Día 41. La Jonquera-Coll de Banyuls: Jornada de reflexión con Neulós y Tramontana.

Panorámica desde el Coll de Pal.

Panorámica desde el Coll de Pal.

Penúltimo día. Último ascenso importante (el Neulós, 1256m muy, muy cerca del mar, casi lo toco). El Mediterráneo que me recibe con su «levante», la Tramontana, una fresca brisa que alivia el calor del camino pero que muestra su furia en picos y collados. Un día de cielo límpio como pocos he tenido en estos dos meses. Serenidad que va inundándome conforme voy dejando abajo el ruido de los camiones que pasan por la autopista y conforme me adentro en ese auténtico muestrario de bosque mediterráneo que me lleva, poco a poco, durante cinco horas, a la cima del Neulós.

Hacia el Neulós

Hacia el Neulós

Paso por una zona arrasada por el fuego en la que los esqueletos de árboles que fueron aparecen ya semiocultos por la nueva vegetación. Y piso un suelo de piedra que quizá alguna vez fue la piel de un animal prehistórico. Y paso por un bosque de robles, por uno de hayas y por uno de pinos. Los árboles más cercanos a la cima: encinas. Casi parece diseñado adrede. Sólo falta un bosque de avellanos y ya tendría el resumen de todos los bosques que he visto estos días. Mientras tanto, y mientras avanzo por collados abiertos al mar, pienso.

El suelo que piso.

El suelo que piso.

Pienso en lo lejos que queda aquel seis de julio, cuando salí de Hendaya; en la cantidad de cosas que han pasado desde entonces; en toda la gente que he conocido; y en lo mucho que he aprendido. Cosas tontas como que nunca más compraré unas botas cuya puntera sea «un pelín» estrecha (¡he tardado 41 días en darme cuenta que el dolor, a veces desesperante, de los dedos de mis pies es por eso!), que las toallitas húmedas y el aquarius son imprescindibles, o que el frío o la lluvia se pasan.

Hayedo en las cercanías del Neulós.

Hayedo en las cercanías del Neulós.

Pero sobre todo he aprendido a pedir y a aceptar ayuda y a que la cosas que una hace no tienen menos valor porque haya alguien que nos eche una mano de vez en cuando. He aprendido que hay gente maravillosamente generosa y espero que se me haya pegado un poquito de todos ellos. He aprendido que se puede vivir con mucho menos: mucha menos ropa, muchas menos comodidades, muchas menos autoexigencias…

Hoy, mi última noche, duermo en un refugio no guardado junto a Joan y Pau, padre e hijo, con los que me he ido cruzando durante el día y con los que he andado los kilómetros finales. Era la única opción nocturna que no había experimentado y, mira por donde, el viento (la Tramontana) me ha persuadido de que mejor duermo dentro. Última noche, última experiencia. Mañana Llançá y a celebrarlo pero… no me resisto ac olvidarme de Cap Creus: pasado mañana más.

6 comentarios en “Día 41. La Jonquera-Coll de Banyuls: Jornada de reflexión con Neulós y Tramontana.

  1. Los Pirineos entran en el Mediterraneo por Llançá pero Cap de Creus es una tentación demasiado bonita para que no sea el final de una andadura tan singular como la tuya.
    Es como acabar el camino de Santiago en Finisterre o mejor en Muxia !! Besos !!

    Le gusta a 1 persona

  2. Elisa, dedícate a escribir, tu experiencia, tu biografía, tus reflexiones, una novela… lo que sea pero escribe por favor. Es un placer leerte y compartir contigo tu aventura, que para muchos de nosotros es un sueño por realizar, gracias a ti ese sueño se hace mas palpable.

    Le gusta a 1 persona

    • Tendré que comenzar por buscar un buen espónsor! Pero con experiencias tan intensas y lectores tan agradecidos como vosotros es fácil que salgan las palabras. Un besazo y nos vemos ya mismo!

      Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s