Día 13. Refugio de Pombie-Refugio de Respomuso: Todo es piedra.

Con Alicia. Esta mañana, en Torrente Broussets

Con Alicia. Esta mañana, en Torrente Broussets

¿Cómo puede ser que no recordara prácticamente nada de todo lo que he atravesado hoy?¿Tan ciega estaba aquel primer día pirenaico para no ver la belleza que supone tal empacho de piedra? ¡Y el cable! Tampoco recordaba que fueran en esta etapa esos largos metros casi en vertical (no aptos para quienes sufren vértigo) en los que un cable de acero sujeto a la roca se convierte en el seguro de vida de quienes no queremos caer al vacío. Confieso que hoy me han impresionado más que la primera vez. De nuevo el peso de la mochila y su efecto sobre el equilibrio me llevan a ser mucho más cauta, aunque al final, con un poco de cuidado, no ha sido para tanto.

Pasage de Orteig: el cable

Pasage de Orteig, entre los lagos de Arrious y Arremoulit: el cable

Gigantes de piedra, lagos guardados por piedras. Piedra gris, piedra roja, piedra con pintas amarillas y verdes. Inmensos bloques de granito apelotonados y paredes de roca rojiza estratificada. Piedra suave y piedra rugosa. Los pequeños montones de piedra que señalan el camino perdidos entre una orgía de piedra multiforme y colorida. Y entre las piedras un refugio, el de Arremoulit, una cabaña en la luna, al borde, cómo no, de un lago, en la que poder comer caliente y tomar café.

Saliendo de los ibones de Arriel

Saliendo de los ibones de Arriel

Y después más piedras subiendo al collado de Arremoulit. Trepar, saltar de roca en roca, ascender sin encontrar ni la más mínima superficie lisa donde poner los pies. Y la tormenta de nuevo amenazando obligando a apresurar el paso y privando del disfrute de la salvaje belleza de granito y agua. Rápido. Roca, truenos y agua. Agua en los lagos y agua cayendo. Y un ruego: ¡que la tormenta no descargue sobre mi cabeza!. Y al principio rabia, miedo e impotencia (¡solo son las dos de la tarde!¡no son horas de tormentas!) y luego, poco a poco, conforme la tormenta parece que no arrecia, la reacción absurda pero consoladora de reirse de ella y de su bravuconería mientras, en lo más profundo de mi alma espero que no sea ella la que decida reirse de mí.

En algún sitio, a la izquierda, el refugio de Respomuso.

En algún sitio, a la izquierda, el refugio de Respomuso.

Al final, al tiempo que mi refugio se acerca, la tormenta se aleja. ¡Es increíble lo mucho que puede correr una cuando las circunstancias se ponen feas, lo poco que pesa la mochila y lo menos que se sienten los pies! Veo el desvío a Sallent del Gállego y me acuerdo de Nacho que hace bien poco ha estado por aquí. ¡Algún día nos tendremos que poner de acuedo para coincidir en estas montañas tan amadas por ambos!

El refugio de Respomuso, con el circo de Piedrafita a su espalda (y, adivinad, sí, un lago delante aunque en realidad en este caso es un embalse) parece un hotel de lujo comparado con los refugios franceses que he dejado atrás. Duchas con agua caliente, espacio en el comedor, un colchón por persona, taquillas para dejar la mochila y personal extraordinariamente simpático. Teniendo en cuenta que ya no para de llover en toda la tarde (y noche) es una vedadera bendición.

Mi charla nocturna de hoy es con cuatro manchegas, casi paisanas: Esther, Marta, Elisa y… (y me falta un nombre). Han venido al festival de Sallent y se han acercado a empaparse de natura. Esther me interroga sobre mi ruta y Marta me da una charla fantástica sobre la pedagogía Waldorf, con la que trabaja. ¡Qué bueno es encontrar gente interesante por el mundo!

4 comentarios en “Día 13. Refugio de Pombie-Refugio de Respomuso: Todo es piedra.

  1. ¡Ya hemos coincidido! El trayecto entre los lagos de Arriel y el Respomuso lo recorrí el 3 de julio con los «Renacentistas» (mis colegas de montaña). Y he reconocido tu foto de la canal de desagüe de los ibones de Arriel, con el viento levantando el agua de las rompientes y salpicándote la cara. Es como si hubiera vuelto. ¡MUCHAS GRACIAS, ELI!

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    • Ya decía yo que por allí había algo tuyo. La verdad es que es un paraje increíble al que espero poder volver muchas veces sin tener que hacerlo corriendo por la amenaza de tormenta! Un beso!

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  2. Para que voy a engañarte… La parte final del «Waldorf» me ha dejado frío porque sabes que soy básico y más cercano a la ameba que a los homínidos sapiens… pero lo del cable y la tormenta… ¡flipanteeee! ¡Yo quieroooo cableeee! (Tormenta no necesaria)
    ¡Más besos y más abrazos!

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